La batalla en Odesa, Ucrania, es por su herencia multicultural

El escritor Isaak Bábel está conmemorado en un acto de pensamiento creativo, con los ojos en el horizonte y la pluma apoyada en una pila de papel, en una estatua de bronce en el centro de Odesa, su ciudad natal en la costa ucraniana del mar Negro.

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La estatua podría ser desmantelada en breve. Para las autoridades ucranianas es una amenaza que debe eliminarse en virtud de una ley de descolonización que ordena la retirada de “símbolos de la política imperial rusa” para proteger la cultura ucraniana. La ley alcanzó a la estatua de Bábel, quien sirvió en el Ejército Rojo soviético y desarrolló parte de su carrera literaria en Rusia a principios del siglo pasado.

La retirada prevista ha provocado una fuerte oposición de muchos residentes de Odesa. Argumentan que, en su clásico Cuentos de Odesa y en otros escritos, los escritos de Bábel sobre la herencia judía de la ciudad y su mundo de contrabandistas y artistas de todas las etnias contribuyeron a la fama de Odesa y a mostrar su identidad multicultural.

Por mucho que se opongan a la guerra de Rusia, temen que la ley borre el carácter de Odesa. “No se puede eliminar a Bábel”, dijo Antonina Poletti, de 41 años, redactora de un medio de comunicación local y odesana de sexta generación. “Si lo eliminas, eliminas el alma de la ciudad”.

La ciudad ya está soportando el calvario de la invasión rusa, con drones y misiles que la atacan cada dos noches. Ahora una batalla cultural está dividiendo Odesa, con la estatua de Bábel como punto álgido. La chispa fue la ley de descolonización, que formaba parte de un esfuerzo más amplio en la Ucrania de la guerra por romper los lazos con la herencia rusa y construir una identidad libre de su influencia.

La estatua de Isaak Bábel, la cual se prevé que sea retirada.Credit…Brendan Hoffman para The New York Times

A primera vista, la disputa cultural parece como cualquier otra que divide a ciudades de todo el mundo. Los opositores políticos aprovechan el tema para ganar puntos. Unos profesores universitarios desprecian el trabajo de otros profesores. Los activistas callejeros pintarrajean estatuas. Las élites locales apelan a las organizaciones culturales internacionales.

Pero ambas partes afirman que el resultado de la disputa cultural en Odesa tiene una importancia desmesurada. La ciudad se fundó bajo el imperio ruso y alberga una población mayoritariamente rusoparlante. El debate dará forma a la identidad de posguerra de la nación y a si esta se centra en las raíces ucranianas y se despoja de las influencias rusas, o abraza un patrimonio multicultural más amplio.

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“Odesa es una prueba para Ucrania”, dijo Artem Kartashov, abogado de Odesa y partidario de la ley de descolonización. “Es una prueba de cómo combatimos las influencias rusas: cómo las combatimos ahora y cómo pensamos combatirlas en el futuro”.

La ley de descolonización es el paso más reciente en el esfuerzo ucraniano de una década por desprenderse del legado de sus antiguos gobernantes: primero el Imperio ruso y luego la Unión Soviética. Leyes anteriores prohibieron los símbolos soviéticos, derribando estatuas de Lenin en todo el país e hicieron del ucraniano la lengua obligatoria en la mayoría de los aspectos de la vida pública.

Aprobada en la primavera de 2023, la ley de descolonización se centra en los símbolos persistentes de la dominación cultural rusa. En la mayoría de los lugares, el proceso se ha desarrollado sin resistencia: se ha cambiado el nombre de más de 25.000 calles y plazas y se han desmantelado más de mil monumentos.

“No se puede eliminar a Bábel”, dijo Antonina Poletti, de 41 años, redactora de un medio de comunicación local y odesana de sexta generación. “Si lo eliminas, eliminas el alma de la ciudad”.Credit…Brendan Hoffman para The New York Times

Un objetivo destacado ha sido el poeta ruso del siglo XIX Alexander Pushkin. Censurado y exiliado bajo el régimen zarista, Stalin lo encumbró más tarde como icono cultural para promover la cultura rusa en la Unión Soviética, con estatuas erigidas por toda Ucrania. El Kremlin ha revivido ese enfoque durante la guerra actual, colocando su imagen en las ruinas de la Mariúpol ocupada.

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Pero en Odesa, muchos residentes ven a Pushkin no como un símbolo de la propaganda rusa, sino como el poeta amante de la libertad que pasó un año exiliado en su ciudad, donde empezó a trabajar en su obra maestra Eugenio Oneguin. Un busto suyo, financiado por los lugareños en 1889, todavía se eleva sobre un paseo marítimo.

Iryna Radian, de 57 años, profesora de francés en Odesa, dijo que era partidaria de retirar las estatuas de los militares rusos. “Pero las grandes personas y los escritores, ¿qué tienen que ver con esto?”, preguntó junto al busto de Pushkin. “Creo que necesitamos un enfoque mucho más matizado”.

A su alrededor había monumentos que reflejaban el pasado imperial y soviético de Odesa, incluida la gran escalera Potemkin, 192 escalones de granito y 10 rellanos que descienden hacia el puerto. En su día fueron símbolo de la ambición imperial, pero luego se inmortalizaron como lugar de la revuelta comunista en la película de Sergei Eisenstein El acorazado Potemkin.

“Nos guste o no, gran parte de la historia de nuestra ciudad está ligada a los periodos imperial y soviético”, dijo Ivan Liptuga, jefe del departamento cultural del Ayuntamiento de Odesa. “Es imposible borrar, ignorar o reescribir estos hechos”.

Liptuga dijo que el Ayuntamiento había cumplido su parte en virtud de la ley de descolonización, cambiando el nombre de 230 calles en honor de generales soviéticos y de Catalina la Grande, la emperatriz rusa que fundó Odesa en 1794. Eso representa una décima parte de las calles de Odesa, suficiente, dijo Liptuga con una sonrisa, para que los taxistas se pierdan.

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Incluso antes de la ley de descolonización, la ciudad retiró una estatua de Catalina a finales de 2022. Ahora yace horizontalmente en una caja metálica en el patio de un museo.

Una estatua de Catalina la Grande yace ahora de lado en un cobertizo de almacenamiento, normalmente a puerta cerrada.Credit…Brendan Hoffman para The New York Times

Pero la administración regional, que responde ante la oficina del presidente, consideró que el esfuerzo era insuficiente: cambió el nombre de 83 calles más y designó una veintena de monumentos para su eliminación, incluidos los que honran a figuras literarias de habla rusa como Bábel y Pushkin.

En una visita reciente a Odesa, en las paredes de los edificios se podían ver los contornos de las placas de la calle Pushkin retiradas. La calle ha recuperado su nombre anterior, Calle Italiana, un guiño a los comerciantes italianos que llegaron a la ciudad en el siglo XIX. Otras calles fueron rebautizadas con el nombre de los soldados ucranianos que murieron durante la invasión rusa.

Liptuga dijo que le parecía “incomprensible” eliminar nombres que “simbolizan el legado literario y cultural de Odesa”.

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Pero Kartashov, que coordinó la aplicación de la ley por parte de la administración regional, señaló lo que denominó “el lado oscuro” de Bábel, incluidas las acusaciones de que desempeñó un papel en la policía secreta soviética y sus elogios a la colectivización soviética. “Hizo mucho daño al Estado ucraniano”, dijo Kartashov.

Gregory Freidin, experto en Bábel y profesor de Lenguas y Literaturas Eslavas de la Universidad de Stanford, rebatió diciendo que el escritor había condenado la colectivización y que su participación en la policía secreta soviética sigue sin demostrarse. Las fuerzas de Stalin ejecutaron a Bábel bajo acusaciones falsas en 1940.

La estatua principal de Alexander Pushkin en Odesa, frente al edificio del AyuntamientoCredit…Brendan Hoffman para The New York Times

Sin embargo, dijo Kartashov, el predominio de figuras como Bábel en Odesa refleja décadas de esfuerzos de Rusia por mantener su influencia cultural sobre Ucrania, ocultando al mismo tiempo la contribución de otros artistas y escritores ucranianos. Señaló, por ejemplo, que no había ninguna estatua en honor a Lesya Ukrainka, una destacada poeta de habla ucraniana que pasó un tiempo en Odesa.

“Rusia siempre lo ha entendido muy bien”, dijo Kartashov. “Marcaron Odesa con estos monumentos para que la gente tuviera la impresión de que la versión rusa de Odesa es la correcta”.

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Quienes se oponen a la ley de descolonización han recurrido a la UNESCO, la agencia cultural de Naciones Unidas, argumentando que algunos monumentos cuya eliminación está prevista están bajo su protección. Se espera que la agencia emita sus conclusiones sobre el asunto este verano.

Los partidarios de la descolonización en Odesa la ven como una oportunidad de librar por fin a la ciudad de las influencias rusas. Pero borrar todo rastro de la herencia rusa entraña el riesgo de alienar a los ucranianos que crecieron hablando ruso y están impregnados de su cultura, pero que permanecieron leales a Ucrania cuando las tropas de Moscú invadieron el país, dijo Poletti, rusohablante y editor del Odessa Journal, un diario en lengua inglesa.

“La identidad ucraniana es cívica, no étnica”, dijo Poletti. “Si impones un modelo étnico, crearás un gran conflicto social. Me asusta este futuro”.

Constant Méheut reporta sobre la guerra en Ucrania, incluyendo el desarrollo de eventos en el campo de batalla, los ataques a centros civiles y la manera en que la guerra afecta a las personas.

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